Un pedacito de la abuela
Por cierto, decidí tomar consejos en lugar de malas decisiones (como siempre).
Tallé el collar de mi abuela con un poco de limón con vinagre y quedó más bonito de lo que pensaba.
Gracias a tod@s por aconsejarme, ahora llevo un pedacito de mi chata brillando cerca de mi corazón. Te extraño bonita. Ojalá nos hubiéramos aprendido a querer más.
Cuando te fuiste, dejaste tan sólo al abuelo que quería irse contigo. Yo nada más lo veía diciéndole a todo mundo que ya sé quería morir, porque de nada valía estar respirando si no lo hacía a tu lado.
Fueron dos novios eternos, caprichosos, peleoneros, amorosos, risueños y créeme que no pasa una sola navidad en la que no pensemos en lo mucho que faltas, ya que sin ti cualquier regalo sobra.
Un beso a dónde estés, Margarita.
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