Ellos
Las peores heridas son las que parece que no sanan; esas que echan raíz en uno y florecen cuando cierras los ojos, escuchas una canción que ya quedó maldita por tener minutos llenos de recuerdos, o pasas por una calle donde alguna vez tomaste una mano ajena que ahora ya ni por equivocación rozas.
Es que los hombres, son como un reloj de manecillas: siempre vuelven al mismo punto, a la misma mujer, tarde o temprano regresan.
Pero nosotras, somos como un reloj de de arena, esperamos y esperamos, sólo que cuando llegan tarde, ya no hay nada para ustedes.
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