No llegaste

No llegaste. Por más que miré hacia la puerta; ni poniendo música de Mijares a todo volumen te invoqué.

¿Que nos pasó? De soldado del amor a guardiana de tus pendejadas, tan rápido como leer tú: "no puedo ir, perdón".

Nos disolvemos en tus disculpas, en tu pasado que hace más ruido que las cadenas de mis fantasmas, que cada vez son menos.  

Sigues desmoronando a caricias mi corazón de mazapán ¿cuándo nos hicimos enemigos si peleábamos en el mismo bando? De sanar mis heridas a arañar mi espalda, con indiferencia, con cicatrices, pero sin un "nosotros", sólo con otro perdón acumulado, hasta parece que me volví la santa patrona de tus excusas.

Mejor te las devuelvo y para la otra prometo no volver a querer sin salirme de la rayita. 






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